Ventajas e inconvenientes del cambio horario

Acabamos de cambiar el horario y una vez más, toca plantearse si supone alguna ventaja o, por el contrario, solo aporta inconvenientes.
Se trata de una iniciativa puesta en marcha en 1974, con motivo de la primera crisis del petroleo, y que fue declarada como indefinida por la Unión Europea en el año 2001 (Directiva 2000/84/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 19 de enero de 2001, relativa a las disposiciones sobre la hora de verano). Actualmente afecta a unos 1.500 millones de personas, repartidas en casi 80 países.
Entre las ventajas más señaladas se encuentra el ahorro energético, origen de la iniciativa. Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) el ahorro en iluminación en España puede suponer el 5% del consumo total (unos 300 mill de euros), repartidos entre hogares (90 mill, aproximadamente 6 € por hogar) e instalaciones del sector terciario e industrial (210 mill). Este menor consumo energético supondrá, a su vez, una reducción en las emisiones de gases de efecto invernadero, y por tanto, en la huella de carbono. Bien es cierto que, según el propio IDAE, estos ahorros solo se conseguirán si además de cambiar los relojes aplicamos un comportamiento racional.
Otras ventajas son las relativas a la seguridad vial (aumentar las horas de conducción con luz natural reduce los accidentes de tráfico), el comercio y la hostelería (el hecho de que haya más luz es un componente psicológico para aumentar el consumo), el ocio, etc.
Entre los inconvenientes más comentados, el impacto negativo en las rutinas. El cerebro tiene que adaptarse a la nueva luz ambiental, que actúa como sincronizador externo de nuestro reloj biológico, por lo que el cambio horario supone para la mayoría de la población, alteraciones en el sueño. El hecho es que no todos los países realizan el cambio horario, por ejemplo, Estados Unidos y Japón.
Según la Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE), el cambio horario no supone un auténtico ahorro energético debido a que las jornadas de trabajo siguen alargándose innecesariamente y la salida del trabajo suele producirse de todos modos muy avanzada la tarde. Para ARHOE, debería eliminarse este cambio de hora para que España volviera al huso horario que nos corresponde por ubicación geográfica, el del Meridiano de Greenwich, en lugar del horario de Berlín, que se adoptó provisionalmente con motivo de la II Guerra Mundial.
Haciendo balance, parece todo una cuestión de interpretación, según prioricemos los impactos en el consumo energético o en la salud de las personas… Pero lo que sí es un hecho es que la reducción en el consumo de energía solo se logrará si combinamos el cambio de horario con otras medidas de eficiencia energética, y que, por otra parte, existen muchas otras actuaciones a poner en marcha para mejorar el equilibrio entre nuestro ritmo de vida y la luz solar, como el cambio de horarios, la reducción de la pausa para la comida o la búsqueda de una cultura de eficiencia y productividad y no de presencialismo.
Tú, ¿que opinas?

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