La puesta en marcha de un Sistema de Gestión de la Energía permite reducir el consumo de energía de cualquier organización y por tanto, disminuir el gasto asociado a éste y sus emisiones de gases de efecto invernadero. Además, es una herramienta de gran utilidad para concienciar a las personas y aunar esfuerzos por parte de los distintos departamentos en lograr la eficiencia energética de todos y cada uno de los procesos.
La norma ISO 50.001 es la herramienta idónea para estructurar un Sistema de Gestión Energética. Se basa en la aplicación de dos principios básicos que han demostrado su utilidad en otros ámbitos: “lo que no se mide no se conoce, y lo que no se conoce no se puede mejorar” y el ciclo PDCA o de mejora continua.
Los pasos a seguir para la implantación de esta norma son similares a los de la ISO 14001 (norma con la que puede integrarse perfectamente):
- Definición de la política energética, incluido el compromiso de mejora continua con el desempeño energético.
- Desarrollo de una revisión energética que analice usos y consumos de la energía, identifique áreas de uso significativo de esta y priorice oportunidades de mejora en el desempeño energético (el equivalente a la identificación y evaluación de aspectos ambientales de la ISO 14001)
- Definición de objetivos energéticos, metas y planes de acción, además de los correspondientes indicadores de desempeño energético.
- Implantación del SGE, con la participación de los recursos necesarios, el control operacional permitente y prestando atención a la adquisición de la energía, los productos y equipos.
- Seguimiento, análisis y medición, evaluación del cumplimiento de los requisitos legales y auditoría interna, además de la revisión por la dirección.
Aquellas organizaciones que deseen una certificación por tercera parte lograrán, además de los beneficios ya comentados, una importante mejora de su imagen antes los grupos de interés externos, a través de formalizar su compromiso con el consumo energético sostenible.