El ciclo del carbono
El ciclo del carbono consiste en una circulación biogeoquímica, en la que el carbono se mueve a través de los océanos, la atmósfera, la superficie y el interior de la Tierra. El balance global constituye el equilibrio de estos intercambios de carbono entre las distintas reservas o dentro de una ruta específica del ciclo. Gracias a su estudio, es posible evaluar la repercusión de la acción humana en el cambio climático y escoger qué proyectos de absorción se ajustan más a las distintas necesidades de compensación de emisiones.
Concretamente, los combustibles fósiles necesitan millones de años para su formación y liberación. Sin embargo, la quema de estos combustibles emite mayor cantidad de carbono geológico que el propio proceso natural. El impacto humano sobre el ciclo del carbono radica en este hecho. Además, a esto se une la gran demanda mundial de sus limitadas reservas, consideradas un recurso no renovable.
De forma natural, los niveles suben y bajan durante largos períodos de tiempo. No obstante, en los 200-300 últimos años los valores han alcanzado cotas mucho más elevadas que nunca, según destaca Biology (OpenStax College, 2016).
Gestión forestal como sumidero de carbono
Los bosques son esenciales en la lucha contra el cambio climático. Actúan como importantes sumideros de carbono, absorbiendo y almacenando buena parte de las emisiones de gases de efecto invernadero. Su adecuada gestión y conservación forman una parte esencial de las acciones encaminadas a la mitigación del cambio climático. Estas acciones están incluidas en las políticas y objetivos que establecen los distintos países con este fin.
La gestión forestal sostenible promueve la retención del carbono a largo plazo. Esto se consigue por medio de la prevención de incendios, la orientación a la producción de biomasa forestal y las mejoras estructurales mediante acciones y tratamientos selvícolas.
El Registro Nacional de Huella de Carbono y los proyectos de absorción
Existen diversas entidades que ponen en marcha proyectos de absorción en España, vinculadas al Registro Nacional de Huella de Carbono. En él se inscriben estos proyectos de forma voluntaria junto con las absorciones disponibles en cada uno de ellos. Para el cálculo de estas absorciones, se siguen las indicaciones sobre sobre buenas prácticas del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), de manera que el Ministerio para la Transición Ecológica publica anualmente una calculadora basada en estas pautas.
Los proyectos de absorción tienen que cumplir los siguientes requisitos para considerarse sumideros de carbono por el Ministerio y poder inscribirse:
- Superficie mínima de 1 ha.
- Puesta en marcha posterior a la campaña de plantación 2012 – 2013.
- Permanencia de mínimo 30 años.
- Contar con un Plan de Gestión.
- Estar ubicado en territorio nacional.
Actualmente, existen dos tipos de proyectos: tipo A, repoblaciones forestales con cambio de uso de suelo a bosque; y tipo B, acciones de restablecimiento de masas forestales en zonas incendiadas.
En Erre Ese ya hemos conseguido el sello completo del Registro Nacional de Huella de Carbono, gracias a que calculamos, reducimos y compensamos nuestra huella, esto último en colaboración con la empresa Bosques Sostenibles. También lo han hecho algunos de nuestros clientes.
Si estás interesado en saber más sobre los proyectos de absorción y en compensar tus emisiones, puedes contactar con nosotros y te informaremos de todo.