Los jardines y zonas verdes se colocan principalmente por su componente estético. Sin embargo, pueden ser el origen de algunos impactos ambientales negativos que es recomendable tener en cuenta. La creación de jardines sostenibles contribuye a evitar estos impactos. Por ello, es importante realizar un adecuado diseño, mantenimiento y gestión que minimice cualquiera de las consecuencias que pudieran generar.
Instalación de jardines sostenibles
El primer paso es decidir qué plantas queremos colocar. Es preferible elegir especies autóctonas y de larga duración. Búscalas en viveros o entidades que proporcionen las plantas en contenedores biodegradables o bandejas retornables. Limita el uso de flores de temporada a zonas específicas del jardín, puesto que su coste de mantenimiento es mayor debido a las grandes cantidades de agua y fertilizantes que necesitan.
Despídete de las especies invasoras. Además de suponer una amenaza para la biodiversidad, no presentan las ventajas que hemos visto en las autóctonas. Puedes utilizar plantas alóctonas para las composiciones florales en pequeñas zonas, pero para áreas más grandes elige otro tipo de especies. Para escoger las más adecuadas puedes consultar con la empresa que te suministra las plantas.
Cuidado de jardines sostenibles y responsabilidad ambiental
Evita el uso de fertilizantes químicos y biocidas de forma general. Redúcelos únicamente a zonas concretas del jardín, ya que este tipo de sustancias generan altas emisiones a la atmósfera. Para grandes áreas realiza enmiendas orgánicas aplicando compost y fertilizantes orgánicos, preferiblemente aquellos con eco-etiqueta. Para reducir el uso de estos productos fitosanitarios, selecciona plantas autóctonas (más resistentes) y reduce las podas en la medida de lo posible.
Intenta reducir el consumo de agua. De nuevo, el uso de especies autóctonas es una gran ventaja. Están adaptadas a las estaciones y no precisan de un riego suplementario. Recuerda que las plantas no necesitan agua potabilizada. Evita utilizar esta agua de alta calidad, que ha pasado por un proceso con un elevado consumo de recursos. En caso de ser necesario un riego de forma continua lo ideal es instalar un sistema de riego programado. Coloca las plantas de forma que aquellas con similares requerimientos hídricos y de fertilizantes estén próximas para ahorrar costes y consumo de estos recursos.
Elige maquinaria adecuada que disponga de certificado CE, eco-etiqueta, o cualquier indicativo de eficiencia, calidad, menor ruido y emisiones, etc. Elige aceites y grasas de origen vegetal que son biodegradables y de baja toxicidad. La maquinaria empleada en los jardines es la principal fuente emisora de contaminación debido al uso de grasas, electricidad y combustibles para su funcionamiento.
Por último, realiza una recogida selectiva de los residuos generados e intenta minimizarlos todo lo posible. Aquellos asimilables a residuos urbanos pueden depositarse en los contenedores correspondientes. El resto, como por ejemplo los envases de productos fitosanitarios, se deben entregar a un gestor autorizado.